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Soy de la Ciudad de México, provengo de una familia de clase media, algunos dirían clase media-baja, o clase media-media, menciono esto por qué en México el factor económico juega un rol importante en la educación, en el factor social, entre muchas otras cosas.
De niño no iba a museos, no al menos a museos de arte, a temprana edad desarrolle un interés y gusto por los grafitis y los tatuajes, ambos aún en ese tiempo relacionada a la rebeldía, un acto transgresor para ciertos criterios de la sociedad, hoy, aún lo sigue siendo para ciertos criterios conservadores.
Al llegar el momento de elegir una carrera, un gran amigo que se dedica al tatuaje me da el consejo de que, si tengo la oportunidad de estudiar, que estudie, que no la desperdicie, en ese momento, por las razones equivocadas decidí entrar a estudiar Derecho, carrera que a la mitad abandono, entró a estudiar posteriormente diseño gráfico y al tener tronco común con artes plásticas, ahí decido cambiarme de licenciatura (línea terminal), y ahí comienza mi interés por las artes...
Considero mi trabajo como un medio, no como un fin.
Suponiendo que ya inicie un proyecto, constantemente me pregunto: ¿Por qué?, busco argumentos sólidos, rebatir a profundidad, después de todo no sólo se trata de crear en mi caso una imagen, sino del significado de la imagen y para ello, la función es tan importante como la forma. Hay que investigar y leer todo lo que puedas encontrar sobre el tema en cuestión.
En mi caso, la idea romantica del artista que produce en solitario de incio a fin, no es factible. Constantemente busco compartir ideas, ya sea en una conversación casual con personas afines al área laboral (profesional), o conversaciones que se desenvuelven especificamente en torno a un problema del proyecto. Por sentido común debería uno tratar a todos con respeto e igualdad, pero no esta por demas decir que es parte de mi proceso creativo, construir puentes donde antes no los había, y asegurarme de que sean solidos.
Siempre es bueno mirar el proyecto desde una perspectiva ajena, similar a la empatía, aunque no es algo que se pueda realizar de una manera objetiva, vale la pena hacer el esfuerzo e intentar verlo desde otra perspectiva.
Se honesto contigo mismo. Tan simple como no aprovecharse de la parte que va a recibir el proyecto, al final no sabe lo que estas haciendo, tiene plena confianza en ti, no lo arruines, tanto en la construcción del proyecto (obra plástica en mi caso), como en la entrega. Incluso aunque tus clientes a los que va dirigido el proyecto nunca se enterarán, no los engañes.
En mi caso, y en mi proceso creativo lo aterrizo de la siguiente manera, cuando alguién te esta mirando, actuas de otra manera, y no por que seas falso o estes en una competencia, sino por que tratas de hacerlo mejor, sea lo que sea que estes haciendo, en el caso del proyecto, trabajas con otros parametros.
Conforme avanzas en el proyecto, recuerda la primera pregunta, ¿por qué?, me replanteo si estoy respondiendo con lo que he generado, de igual manera trato de auto evaluar el desempeño, el éxito o el resultado que estoy teniendo y el impacto que genera en mi lo que llevo.
Acepta y alienta la crítica. Así como tratar de olvidarlo todo una vez que has investigado, es importante tener presente que no lo sabes todo. Tener una opinión es muy importante, tanto como la disciplina que inviertes en el proyecto, el reto esta en no dejar que el orgullo y el ego se entrometan en el proceso creativo.
¿Te interesa saber como definen mi trabajo los críticos? Da clic para descargar mi semblanza de artista.
Personalmente:
El legado de otros, algo así como vida y obra, sobre todo esos legados que hoy nos parecen pequeños actos de resistencia o desobediencia civil, como la vida y obra de Fela Kuti.
Para trabajar en mis obras:
La ira sobre todo, esas emociones que hoy (que existe la imposición implícita de la positividad) nos parecen emociones un poco transgresoras, que nos llevan al límite en la vida cotidiana y que tratamos de no hablar de ellas. Pero siempre están presentes porque aunque no tengas días malos, puedes tener malos ratos. (En otras palabras, trato de plasmar en un lenguaje visual esas emociones viscerales, una reacción ante un mal momento).
Una de las cosas que más me hacía ruido al estar en una institución de estudios visuales (bellas artes), era está predominantemente estética académica, demasiada técnica, y mi problema no era realmente con la estética clásica o académica, mi problema es que aunque entiendo la parte de dominar una técnica, habiendo tantos estilos, actuáramos como si ese fuera el único, a menos que se viera en alguna clase de historia del arte y viéramos lo que otros artistas han hecho.
Para mí es difícil transmitir lo que podría denominar el sentir que va de lo particular a lo general como mexicanos, a través de una estética académica. A eso le sumo, que para una gran mayoría el que algo esté bien ejecutado (académicamente o técnicamente) hablando, automáticamente adquiere una aura mística como si fuese un objeto sacro, un objeto artístico en el que difícilmente hay lugar para la duda, para dudar de él y de lo que se ve , por ende se convierte algo digno de ser mirado y admirado. Y eso era lo que más me molestaba, citando un poco a Sara Sefchovich investigadora de la UNAM, en nuestra cultura, las miradas sobre la realidad, pasan por el filtro, que las embellece, o al menos que suaviza su dureza y que se tergiversa, oculta o silencia aquello que no gusta.
Soy de la idea que hay que desacralizar el Arte, esto para poder fluir y no detenerse al primer bloqueo mental por miedo a equivocarse, pero sobre todo por miedo al resultado de esa equivocación, y aunque para muchos el trabajar con un solo material es parte de su proceso, yo no me cierro a la idea de utilizar constantemente otros medios para experimentar.
Para mí utilizar una gran carga matérica, debe ir trabajada en una superposición de capas, ya que es parte de mi entendimiento del proceso de la vida, el cómo podemos ir de lo particular a lo general y una vez que eso, se vuelve un todo, o un hecho, podemos apreciarlo nuevamente como algo particular. Además, creo firmemente en que uno tiene que hacer lo que puede con lo que tiene, lo mejor que puede, lo cual significa que debes ingeniártelas, mantenerlo simple, ser sobre todo creativo, y no tener miedo al resultado, faltarle el respeto al material y a la obra.
Desde muy niño, aunque a esa corta edad no esperaba intentar dedicarme a eso como modo de vida o profesión la idea de adolescente era ser tatuador, pero fue hasta después que fui encauzando esa fascinación.
Algunas veces soy yo, pero esto tampoco es muy usual, casi nunca son personas de mi entorno, lo que trato de hacer es hacer es un retrato, capturar ese sentir muy humano, que todos podemos albergar, pero sobre todo reflejar lo que hoy en día nadie quiere demostrar, el miedo, la frustración, o el enojo. Sin duda en mi proceso de elaboración de esas caras (antropomorfas) han influido muchísimos artistas, unos más que otros, y aunque creo que ya todo está hecho, podemos agregarle nuestro toque a eso que ya está hecho.
No tengo una pieza favorita, soy de la idea de que las cosas siempre pueden estar inconclusas, y por tanto siempre pueden estar sujetas a cambios, a mejoras, y que sin duda estas cambian con el paso del tiempo, aunque no haya una intervención intencional. Esto y la idea de que podemos trabajar constantemente para obtener resultados diferentes son la razón de por qué no tengo una pieza mía favorita La idea de congelar algo en el tiempo, como un tesoro, me parece absurda y egoísta, si nosotros como humanos no podemos detener nuestro deterioro hasta el día de nuestra muerte, por que nuestro legado, habría de hacerlo.
